jueves, 28 de febrero de 2008

"El Otoño", (gris y dorado)

Tiempo de cambios. Siempre. En mi vida. Ha habido lluvia en septiembre. Brisa. Todo cambia y se revuelve cuando el otoño entra, como hojas secas enredadas en espirales de viento. Viento que susurra o grita en los oídos, que envuelve y eleva, que llena de mariposas negras el ombligo: si te paras a escuchar acabas entendiendo lo imposible, el origen, el pasado y el futuro. Para nunca más volver a recordarlo. Sólo te queda otro otoño y la sensación de haber estado más vivo que nunca. Y la certeza de que existe un algo dentro de las costillas con vida propia. Llega lleno de cambios, grandes y pequeños: cielo gris y sol dorado. Y los muertos resucitan entre gotas de agua y arcoiris, bailando entre brisa y viento, violento y vivo. La mente se abre y te atrapan los sueños al llegar la mañana, en tu mente hasta la noche que ansías. Y sabes que todo se aproxima. Y te preparas, porque la hechizo te anestesia, te aplaca, te duerme. Y te dejas hacer. Y todo lo que ha de ocurrir acontece. Y tú lo ves impasible y lleno de esperanza y temor. Dorado y gris, como la vida. A veces duele, pero mudas de piel y naces de nuevo. Comienza un nuevo camino desconocido, y esta vez, hay recorrerlo a oscuras.
(Mar Cantón)