En mi medio que es el mar, y allí me redescubro mirando antiguos trazos. Viejos colores. Un "yo" imaginario/un "yo" real utilizado para subsistir. Subsistir escapando de un mundo que no me corresponde, que no deseo, ante el que trato de mantenerme ciega. Y me sumerjo y nado, y casi me deslizo. Allí. En el mar. En ese mar que el destino ha deseado que vuelva a ver. Mi Mar. Mi Santa María del Mar. Donde mis fantasmas pudieron correr libres por primera vez.
Mirando su horizonte me pierdo, me deshago, me reencuentro y me descubro. Y siento, que nada más puede tener sentido. Olor a piedra, ruido de agua, arena fina y agua, y vaivén, y canción de cuna para mentes lesas.
Mirando su horizonte me pierdo, me deshago, me reencuentro y me descubro. Y siento, que nada más puede tener sentido. Olor a piedra, ruido de agua, arena fina y agua, y vaivén, y canción de cuna para mentes lesas.
Para almas cansadas.
Paseo imaginario que ahora recorro.
He mirado atrás, pero sólo fue un segundo.
Allí, frente a mi, rompen las olas bravas.
Y las tranquilas.
Allí rompen y se deshacen en espuma blanca, polvo de nácar y luna.
Allí vivo.
Siempre.
